Tomar la decisión de emprender no es algo fácil, sobre todo porque te expones al poner en riesgo parte de tu capital sin saber realmente si va a funcionar o no, si has elegido una buena idea y esta triunfa. Por eso, muchos emprendedores se lanzan a la búsqueda de financiación: créditos, préstamos, factoring…
Nosotros queremos echarte una mano y, por eso, hoy queremos hablarte de esos consejos y trucos de financiación que te pueden venir muy bien si eres uno de los nuevos emprendedores que ha decidido dar el paso y crear su propio negocio. ¿Por qué no hacerlo con algunas ventajas extras?
Trucos de financiación para emprender con más seguridad
No hay duda de que emprender es un riesgo. Puedes tener la mejor idea del mundo y no saber exactamente si va a funcionar o no, si los clientes te conocerán, comprarán, recomendarán y volverán a comprar. Y esto implica poner en juego muchas cosas. Por eso, uno de los mayores obstáculos que hay a la hora de emprender es la financiación, es decir, en tener el dinero necesario para hacer frente a todos los gastos, de todo tipo, que hay en un negocio.
Uno de los primeros consejos que se dan siempre a cualquier nuevo emprendedor es que tenga en cuenta todas las posibilidades que existen para financiar un proyecto porque, muchas veces, esas «ayudas» pueden ser el empujón que hace falta para que el negocio triunfe. O al menos para que se afiance y consiga salir adelante.
¿Quieres más consejos? Presta atención.
Ten en cuenta las fuentes de financiación que existen
Esto es algo que no muchos miran porque piensan que no son adecuadas, que hay que devolverlas, o que no se las dan a cualquiera. Y en realidad es un error pensar así. Sobre todo si antes no te informas de ellas. Verás, en España no es que haya muchos tipos, pero al menos contamos con algunas. Estas son:
- Financiación propia. Es decir, el capital del que tú puedas disponer para poner en marcha un negocio. Esto es algo fácil porque dependerá de los ahorros que tengas y del dinero que puedas ofrecer para poner en marcha tu empresa.
- La financiación de las tres efes. Concretamente: familia, amigos y «tontos» (family, friends and fools). Consiste en utilizar capital que tu propia familia, amigos o personas que crean en ti te den para tu empresa de tal manera que puedes conseguir más dinero. Su participación puede ser en base a préstamos, a donaciones o a participaciones en la empresa.
- Crowdfunding y crowdlending. Cuidado, porque ambas no son iguales. El crowfunding son plataformas de micromecenazgo. Mientras que el crowdlending se refiere a personas que ofrecen un dinero a un tipo de interés (una especie de préstamo con esa persona o empresa).
- Subvenciones. Esta es una de las más conocidas, pero muchas veces hay que leer bien la letra pequeña para saber si nos interesan o no. Muchas veces, no significa tener dinero para poner en marcha tu empresa, sino que hay que contar con otras fuentes de dinero. Y es que estas subvenciones a veces tardan demasiado en ponerse en marcha y otras requieren que la empresa ya esté en marcha.
- Préstamos. Tanto los bancarios como los participativos, es decir, aquellos que se realizan a cambio de tener una participación en la empresa.
- Concursos para emprendedores. Por si no lo sabes, en España se suelen convocar a menudo premios y concursos cuyo objetivo es valorar los proyectos empresariales. El dinero que se gana en estos suele ser muy jugoso y a veces es suficiente como para dar el salto.
- Líneas para emprendedores. Estas son sobre todo de bancos y del ICO que se centran en los emprendedores para ofrecerles financiación. Eso sí, para conseguirla es necesario que se presenten avales y garantías.
- Business angels. Son personas que deciden invertir en los proyectos empresariales, es decir, en proyectos de nuevos empresarios. A cambio, no solo reciben un beneficio económico, sino que también pueden sentirse como «maestros» y se implican en que todo salga adelante.
- Bonificaciones. Por ejemplo, a la hora de contratar personal o en las propias cuotas del autónomo. Es una forma de tener un descuento o una mano de obra más barata gracias a esas reducciones en las cuotas.
En realidad existen muchas más fuentes de financiación y nuestro consejo es que las tengas en cuenta porque pueden ayudar a que tu proyecto tenga un canal de financiación que te permita mantenerte e incluso ir más allá.
Ve de menos a más
Cuando tenemos en mente un proyecto empresarial es habitual que pensemos a lo grande. Pero esto es en realidad el mayor error que puedes cometer. Y lo es porque ningún proyecto puede salir adelante y convertirse en algo “grande” cuando no dispones de los medios que se necesitan: dinero, mano de obra, comunicaciones, publicidad…
Por eso, a la hora de iniciarte como emprendedor, debes ir poco a poco, sabiendo que los primeros años son los más complicados y difíciles pero una vez logres que se fijen en ti todo irá mucho mejor.
Construye un fondo de emergencia
Algo que muy pocos emprendedores hacen es tener un fondo de emergencia. Es decir, un dinero guardado para hacer frente a algunos problemas que vengan de improvisto. Por ejemplo, que en el almacén no te sirvan el material sin pagarlo antes; que te roben y debas cambiar el escaparate de tu tienda, etc.
Esto, que parece una tontería en realidad no lo es tanto porque así siempre dispondrás de un colchón para hacer frente a esos imprevistos sin dañar la partida de gastos e ingresos que tengas ese mes.
Lleva siempre una buena estrategia financiera
Puede ser lo más tedioso y aburrido, pero en realidad es muy importante, y lo es porque así conseguirás que todos los datos concuerden y no haya problemas de contabilidad o se pierda el dinero en la empresa.
Controlando tanto los gastos como los ingresos consigues saber cómo estás manejando el dinero y si se puede ahorrar en algo.
Aunque estos puedan parecer consejos básicos y que cualquier los llevará a cabo, la realidad es que muchos nuevos emprendedores se lanzan “a la piscina” sin tener en cuenta estos tips. Y a veces es un gran error.