
Una alianza de diez grandes bancos internacionales, entre ellos Banco Santander, está analizando la viabilidad de emitir una moneda estable respaldada por reservas. La propuesta pasa por una stablecoin de baja volatilidad que aproveche la tecnologÃa de activos digitales para facilitar pagos y liquidaciones.
Las entidades insisten en que se trata de una exploración inicial y que mantienen conversaciones activas con reguladores y supervisores en los mercados relevantes. No hay aún decisiones cerradas sobre diseño, gobernanza ni calendario, aunque el planteamiento busca encajar plenamente en los marcos normativos y en las mejores prácticas de gestión del riesgo.
Quiénes forman la alianza bancaria
En el grupo participan Banco Santander, Bank of America, Barclays, BNP Paribas, Citi, Deutsche Bank, Goldman Sachs, MUFG Bank, TD Bank y UBS. Se trata de diez entidades con presencia global y experiencia en infraestructuras de pagos y mercados, una combinación que, en su opinión, puede acelerar la adopción de estándares comunes y la interoperabilidad.
El propósito compartido es evaluar si una propuesta sectorial puede trasladar los beneficios del ecosistema digital a casos de uso bancarios sin renunciar a la seguridad, el cumplimiento normativo y la eficiencia operativa.
Diseño propuesto: respaldo 1:1 y divisas del G7

El esquema estudiado contempla una relación 1:1 entre los tokens emitidos y reservas en una cesta de divisas del G7. La cesta concreta no se ha detallado, pero la idea es anclar el valor a monedas de referencia para minimizar la volatilidad y facilitar su uso en pagos transfronterizos.
Quedan por definir aspectos clave como la composición exacta de las reservas, los mecanismos de emisión y reembolso, y el gobierno del proyecto (custodia, auditorÃas y gestión de colateral). Cualquiera de estas decisiones deberá alinearse con los requisitos de los supervisores de cada jurisdicción.
Las entidades también analizan la posibilidad de que el activo sea utilizable en redes blockchain públicas y bajo estándares de interoperabilidad, siempre bajo controles de cumplimiento y prevención de riesgos operacionales y financieros.
Entre los casos de uso que se barajan figuran pagos y liquidaciones mayoristas, además de la integración con procesos de tokenización de activos, todo ello supeditado a criterios regulatorios y a pruebas piloto.
Supervisión, riesgos y calendario

La coalición afirma que está dialogando con reguladores y supervisores financieros en los mercados pertinentes para verificar el encaje legal del modelo, sus implicaciones de estabilidad financiera y los requisitos de salvaguarda de fondos.
En paralelo, los bancos subrayan su compromiso con las mejores prácticas de gestión del riesgo, incluyendo transparencia sobre reservas, gobernanza robusta y auditorÃas regulares, elementos considerados imprescindibles para generar confianza.
Por el momento no existe un calendario de lanzamiento ni compromisos comerciales. Las siguientes fases pasarÃan por validar el diseño técnico, realizar pruebas controladas y obtener, en su caso, las autorizaciones necesarias en cada jurisdicción.
Contexto en Europa y proyectos comparables

De forma paralela, nueve bancos europeos —CaixaBank, ING, Banca Sella, KBC, Danske Bank, DekaBank, UniCredit, SEB y Raiffeisen Bank— han comunicado un proyecto para emitir una stablecoin vinculada al euro con un objetivo de entrada en operación en la segunda mitad de 2026.
La diferencia principal es que esa iniciativa europea tiene plazos y alcance más definidos, mientras que el consorcio en el que participa Santander se encuentra en fase de evaluación y contempla una estructura multidivisa basada en divisas del G7.

La iniciativa pone de manifiesto que la gran banca está intensificando su exploración del dinero tokenizado: Santander y otros nueve bancos globales estudian una moneda estable respaldada 1:1 por divisas del G7, en diálogo con supervisores y con el foco puesto en seguridad, cumplimiento y utilidad práctica, a la espera de definir los detalles técnicos y regulatorios decisivos.
