Leasing o renting son dos de las opciones más populares para quienes están considerando adquirir de un coche. Cada una por su lado tiene sus pros y sus contras, por lo que conviene conocer más a detalle cuáles son sus características para determinar que modalidad es la mejor opción. Desde una perspectiva interna, la diferencia entre estas dos opciones es ciertamente considerable. La compra del coche supone un incremento del patrimonio, pero con el renting y el leasing no ocurre esto.
¿En que consiste: Leasing o renting de coches?
Es verdad que la financiación del coche incrementa el endeudamiento que al final se ve reflejado en el pasivo, sin embargo hay que tomar en cuenta que la mayoría de las veces la elección de una u otra modalidad, pasa mucho por el tratamiento fiscal en la operación. Veamos en que consiste cada uno de estas modalidades de arrendamiento y alquiler de coches.
Leasing
Se trata de un tipo de alquiler de coche con opción a compra; es decir, si al final la empresa no quiere quedarse con el vehículo, significa que habrá pagado un alquiler por el uso del coche en un periodo determinado. Los coches adquiridos a través de arrendamiento financiero sí se reflejan en el activo, sin embargo se constituye una reserva de dominio que favorece a la institución financiera, misma que no se elimina hasta que no se hace el último pago de la cuota.
Renting
El renting también es un tipo de alquiler de vehículos, sin embargo, aquí no existe la opción de compra, por lo que el coche jamas pertenece a la empresa o los particulares. Igualmente es importante mencionar que las cuotas del renting de coches suelen ser algo más elevadas que las del leasing, principalmente porque además de la cuota de alquiler, también se incluyen los gastos de mantenimiento, seguros, reemplazos, etc.
¿Cuándo conviene cada uno?
Con el leasing y el renting se tienen muchas similitudes; para empezar la empresa o particular tiene que pagar una cuota fija mensual, por lo cual obtiene no únicamente el coche, sino también los servicios adicionales que ya mencionábamos como el mantenimiento, la gestión de multas, los seguros, etc. Lo interesante aquí es que el renting no únicamente esta enfocado a las empresas, pymes o autónomos, también esta diseñado para los particulares.
De hecho, estos colectivos suelen tener grandes ventajas con el renting, particularmente en lo que respecta a lo fiscal. Es decir, se pueden deducir las cuotas del renting minimizando con ello los costes y gracias a que no existe una inversión en activos fijos, se puede disponer de liquidez adicional para enfocarse en otras áreas del negocio. Las ventajas financieras para el particular no existen, sin embargo no tiene que preocuparse por el pago de los impuestos, los servicios de mantenimiento, los seguros o incluso la gestión de multas.
Al final todo se reduce al uso que se le dará al vehículo, entendiendo por ejemplo, que en el contrato de alquiler se determina una cantidad de kilómetros contratados con un pequeño descuento que se aplica si no se alcanza esa cantidad. Probablemente el uso más rentable sea aquel donde se contrate pensando en el uso y hacerlo de una manera intensiva, ya que es cuando se tendrá un mayor consumo de los neumáticos y más posibilidades de mantenimiento.
Para un uso no tan regular, no es por supuesto una opción rentable, a excepción que todo tenga que ver con la comodidad. Esta es de hecho una de las grandes diferencias que se tienen con respecto al leasing, es decir, la de asumir todos los costes de mantenimiento, seguro, reemplazo, entre otros. Con el renting tampoco existe ninguna obligación de compra, incluso hay muchas empresas que no penalizan al cliente si decide terminar el contrato en cualquier momento. Por el contrario, con el leasing no se incluyen servicios adicionales en la cuota.